QUÉ NO FAVORECE EL LENGUAJE
- Comer demasiados purés o papillas ya que el niño masticando desarrolla la musculatura de la boca. Por lo tanto es importante que coma sólidos (ej. Que coma a mordiscos la fruta, que mastique bien la carne, que se coma un bocadillo de pan normal –no siempre pan de molde- etc.)
- Seguir usando chupete o el biberón porque a la larga puede deformar el paladar y los dientes.
- Imitar su “lengua de trapo”, hablarle utilizando sus palabras mal dichas y expresiones incorrectas.
- Que el niño vea que nos parece divertidísimo que hable con palabras mal articuladas o expresiones infantiles. No vamos a reñirles por ello pero tampoco reírselo porque reforzaremos que sigan hablando así.
- Que nosotros utilicemos diminutivos infantiles como por ejemplo decir “chichi” en vez de carne o “guau guau” en vez de perro.
- Acabarles las frases, hablar por ellos. Hay que darles tiempo a que se expresen, tener paciencia para demostrarle que lo que nos están contando es importante para nosotros.
- Regañar al niño cuando no diga las palabras de forma correcta o reírse de él. Nosotros los adultos tenemos que hablarles bien dándoles un modelo correcto pero eso no significa que estemos continuamente corrigiendo a los niños. Siempre es preferible que hable, aunque sea de forma incorrecta, a que se retraiga y coarte su expresión por miedo a regañinas o vergüenza.
CÓMO FAVORECER EL LENGUAJE
- Nosotros somos su modelo así que tenemos que dar ejemplo de cómo se habla correctamente articulando bien. Así que cuando les hablemos es importante que lo hagamos pronunciando bien, mirándoles a los ojos, despacito y poniéndonos a su altura para que vea cómo pronunciamos los sonidos.
- Si vemos que comete algún error lo que vamos a hacer es devolverle la palabra bien dicha, de una forma natural, en el transcurso de la conversación. Ejemplo: "Mamá se me ha doto la pintura'. A ver, ¿se te ha roto? ¿Cómo se ha roto?”
- Es conveniente realizar actividades para reforzar los músculos articulatorios. Por ejemplo soplar, hacer pompas de jabón, beber con pajita, hacer burbujas con una pajita, tirar besos, hacer pedorretas, hacer muecas frente a un espejo, inflar globos, imitar sonidos (ej. de animales, timbres, etc.), mancharle los labios de algo que le guste (nocilla, helados, miel…) y que se relama…
- Respirar bien influye en la articulación así que es importante enseñarles a sonarse los mocos y potenciar que respiren por la nariz.
- Hacer juegos de discriminación auditiva: Adivinar a qué corresponde sonidos (animales, teléfono, lluvia…). Esto podemos hacerlo sobre la marcha mientras les leemos un cuento: hacemos el sonido y que ellos señalen a qué dibujo nos estamos refiriendo.
- Cantarles canciones que lleven mímica e invitarles a que nos imiten (ej. “soy una taza, una tetera…”, “cinco lobitos tiene la loba”, “yo tengo un tallarín”, “tengo una vaca lechera” etc.). Es importante que seamos nosotros quienes les cantemos a los niños. Aunque ponerles de vez en cuando el video de los “Cantajuegos” no está mal, lo mejor es que seamos nosotros quienes le cantemos al niño y hagamos los gestos de la canción, mirándole a los ojos a su altura e invitándole a que lo haga con nosotros.
- Dejarles que experimenten con sonidos (ej. Meter en un bote cerrado un puñado de arroz, en otro unos garbanzos, etc… y que agite los botes)
- Pedirle que preste atención con nosotros y escuchar los sonidos que él mismo produce (con las manos, la boca, etc.) y los que se producen a su alrededor (moto, avión, los niños en el parque, una puerta que se cierra, el agua del grifo, la lluvia, el trueno...).
- Tenemos que favorecer la relación con otros niños (ej. Llevándole al parque), ya que el lenguaje es algo social y que se debe desarrollar a través de la relación con otros.
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