PARA TRABAJAR LA DESIGUALDAD DE GÉNERO


Pepa y pepa: violencia de género entre adolescentes 

(explicado para docentes)



Un mundo al revés  

(actividad de tutoría para trabajar la desigualdad de género recomendada para el tercer nivel)


Objetivo: Reconocer situaciones sexistas y reflexionar sobre las situaciones de desigualdad.

Metodología.
            Esta actividad parte de un texto publicado en un periódico francés en 1975, por France de Lagarde, que relata una entrevista y que hace visible la desigualdad de trato del que parten las mujeres, en este caso, en el ámbito laboral.
            Se trata de que el alumnado imagine un mundo en que todo es al revés: los roles y los estereotipos asignados tradicionalmente a las mujeres son asignados a los hombres.
El alumnado verá que las injusticias cometidas en nombre de los argumentos sexistas no tienen fundamento, y esto con independencia del sexo que se ve afectado por las mismas.   

Desarrollo.
-   Se presenta al alumnado el texto “UN MUNDO AL REVÉS”. Leerlo individualmente o en grupo.
-   Motivar un debate sobre el texto partiendo de las siguientes cuestiones cuya formulación adaptaremos al nivel de desarrollo de nuestro alumnado:
·      ¿Se denuncia alguna injusticia en este texto? ¿Cuál o cuales?
·      El texto ejemplifica una entrevista ¿qué aspectos se contemplan para su contratación?
·      ¿Qué opinas sobre esos aspectos?
·      ¿Qué aspectos contemplarías tú?
·      ¿Crees que en las entrevistas de trabajo se preguntan este tipo de cosas? ¿Cuáles si y cuales no?
·      ¿Consideras que las entrevistas de trabajo deben ser iguales para los chicos y para las chicas? Argumentar la respuesta.


TEXTO: Un mundo al revés

-Vengo por lo del anuncio, señora.
-Bien-dice la jefe de personal-. Siéntese. ¿Cómo se llama usted?
-Bernardo...
-¿Señor o señorito?
-Señor.
-Déme su nombre completo.
-Bernardo Delgado, señor de Pérez
-Debo decirle, señor de Pérez que, actualmente, a nuestra direcci6n no le gusta emplear varones casados. En el departamento de la señora Moreno, para el cual nosotros contratamos al personal, hay varias personas de baja por paternidad. Es legítimo que las parejas jóvenes deseen tener niños -nuestra empresa, que fabrica ropa de
bebé, les anima a tener hijos-, pero el absentismo de los futuros padres y de los padres jóvenes constituye un duro handicap para la marcha de un negocio.
-Lo comprendo, señora, pero ya tenemos dos niños y no quiero más. Además -el señor de Pérez se ruboriza y habla en voz baja-, tomo la píldora.
-Bien, en ese caso sigamos. ¿Qué estudios tiene usted?
-Tengo el certificado escolar y el primer grado de formación profesional de administrativo. Me habría gustado terminar el bachillerato, pero en mi familia éramos cuatro y mis padres dieron prioridad a las chicas, lo que es muy normal. Tengo una hermana coronela y otra mecánica.
-¿En qué ha trabajado usted últimamente?
-Básicamente he hecho sustituciones, ya que me permitía ocuparme de los niños mientras eran pequeños.
-¿Qué profesión desempeña su esposa?
-Es jefa de obras de una empresa de construcciones metálicas. Pero está estudiando ingeniería, ya que en un futuro tendrá que sustituir a su madre, que es la que creó el negocio.
-Volviendo a usted. ¿Cuáles son sus pretensiones?
-Pues...
-Evidentemente con un puesto de trabajo como el de su esposa y con sus perspectivas de futuro, usted deseará un sueldo de complemento. Unos duros para gastos personales, como todo varón desea tener, para sus caprichos, sus trajes. Le ofrecemos 400 euros para empezar, una paga extra y una prima de asiduidad. Fíjese en este punto, señor de Pérez, la asiduidad es absolutamente indispensable en todos los puestos. Ha sido necesario que nuestra directora crease esta prima para animar al personal a no faltar por tonterías. Hemos conseguido disminuir el absentismo masculino a la mitad; sin embargo, hay señores que faltan con el pretexto de que el niño tose o que hay una huelga en la escuela. ¿Cuántos años tienen sus hijos?
-La niña seis y el niño cuatro. Los dos van a clase y los recojo por la tarde cuando salgo del trabajo, antes de hacer la compra.
-Y si se ponen enfermos, ¿tiene usted algo previsto?
-Su abuelo puede cuidarlos. Vive cerca.
-Muy bien, gracias, señor de Pérez. Ya le comunicaremos nuestra respuesta dentro de unos días. 

El señor de Pérez salió de la oficina lleno de esperanza. La jefa de personal se fijó en él al marcharse. Tenía las piernas cortas, la espalda un poco encorvada y apenas tenía cabello. "La señora Moreno detesta los calvos", recordó la responsable de la contratación. Y, además, le había dicho: "Más bien uno alto, rubio, con buena presencia y soltero". Y la señora Moreno será la directora del grupo el año próximo. Bernardo Delgado, señor de Pérez, recibió tres días más tarde una carta que empezaba diciendo: "Lamentamos...".


France de Lagarde
LE MONDE, 28-29 septiembre 1975

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