“Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia…
Compras muchas guías de turismo y haces
unos planes maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las
góndolas de Venecia…También puedes aprender algunas frases en italiano.
Todo es muy excitante. Después de meses de preparación finalmente llega
el día: haces la maleta y estás muy nervioso.
Algunas horas después, en el avión, la
azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”. “¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo
que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a
Italia.”
Sin embargo, ha habido un cambio en el
plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que
quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo,
incluso tendrás que aprender un idioma nuevo… Lo importante es que no te
han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar
diferente.
Es más lento y menos deslumbrante que
Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la
respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que
Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts… Pero
todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia,
presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto
de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo
que yo había planeado.”
Este dolor no desaparece nunca porque la
pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si
malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser
libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que
te ofrece Holanda.
Yo ya llevo más de una década en
Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el
aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a
lo que había planificado.
Mirando atrás, reflexiono sobre los
primeros años en Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi
temor, mi ira, el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años,
traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en
Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he
andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este
recorrido ha tomado su tiempo.
Trabajé duro. Compré nuevas guías de
viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta
nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual
que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos
mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos
de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y
resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos
me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las
maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto
una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda
está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en
una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida,
ayudar y apoyar a los recién llegados.
A lo largo de los años, me he preguntado
cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo
planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora?
¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he
llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo
he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo
hago).
Y efectivamente, Holanda va a paso más
lento que Italia y es menos llamativa. Pero también esto se ha
convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a
aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva
apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes,
molinos de viento y obras de Rembrandt. He llegado a querer a Holanda y a
llamarla mi Hogar.
Me he
convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde
se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del
viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.
Cierto,
hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado.
Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más
enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar”.
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“Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de
vacaciones a Italia…
Compras muchas guías de turismo y haces unos planes
maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de
Venecia…También puedes aprender algunas frases en italiano. Todo es muy
excitante. Después de meses de preparación finalmente llega el día: haces la
maleta y estás muy nervioso.
Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”. “¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a Italia.”
Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo,
el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que quedar. Así que tienes
que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un
idioma nuevo… Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se
trata, simplemente, de un lugar diferente.
Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts… Pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado.”
Este dolor no desaparece nunca porque la pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.
Yo ya llevo más de una década en Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a lo que había planificado.
Mirando atrás, reflexiono sobre los primeros años en Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira, el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años, traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este recorrido ha tomado su tiempo.
Trabajé duro. Compré nuevas guías de viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida, ayudar y apoyar a los recién llegados.
A lo largo de los años, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora? ¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo hago).
Y efectivamente, Holanda va a paso más lento que Italia y es menos llamativa. Pero también esto se ha convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes, molinos de viento y obras de Rembrandt. He llegado a querer a Holanda y a llamarla mi Hogar.
Me he convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.
Cierto, hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado. Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar”.
“Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia…Compras muchas guías de turismo y haces unos planes maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de Venecia…También puedes aprender algunas frases en italiano. Todo es muy excitante. Después de meses de preparación finalmente llega el día: haces la maleta y estás muy nervioso.Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”. “¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a Italia.”Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un idioma nuevo… Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar diferente.Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts… Pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado.”Este dolor no desaparece nunca porque la pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.Yo ya llevo más de una década en Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a lo que había planificado.Mirando atrás, reflexiono sobre los primeros años en Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira, el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años, traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este recorrido ha tomado su tiempo.Trabajé duro. Compré nuevas guías de viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida, ayudar y apoyar a los recién llegados.A lo largo de los años, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora? ¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo hago).Y efectivamente, Holanda va a paso más lento que Italia y es menos llamativa. Pero también esto se ha convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes, molinos de viento y obras de Rembrandt. He llegado a querer a Holanda y a llamarla mi Hogar.Me he convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.Cierto, hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado. Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar”.
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“Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia…
Compras muchas guías de turismo y haces
unos planes maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las
góndolas de Venecia…También puedes aprender algunas frases en italiano.
Todo es muy excitante. Después de meses de preparación finalmente llega
el día: haces la maleta y estás muy nervioso.
Algunas horas después, en el avión, la
azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”. “¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo
que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a
Italia.”
Sin embargo, ha habido un cambio en el
plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que
quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo,
incluso tendrás que aprender un idioma nuevo… Lo importante es que no te
han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar
diferente.
Es más lento y menos deslumbrante que
Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la
respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que
Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts… Pero
todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia,
presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto
de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo
que yo había planeado.”
Este dolor no desaparece nunca porque la
pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si
malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser
libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que
te ofrece Holanda.
Yo ya llevo más de una década en
Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el
aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a
lo que había planificado.
Mirando atrás, reflexiono sobre los
primeros años en Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi
temor, mi ira, el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años,
traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en
Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he
andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este
recorrido ha tomado su tiempo.
Trabajé duro. Compré nuevas guías de
viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta
nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual
que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos
mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos
de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y
resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos
me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las
maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto
una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda
está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en
una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida,
ayudar y apoyar a los recién llegados.
A lo largo de los años, me he preguntado
cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo
planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora?
¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he
llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo
he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo
hago).
Y efectivamente, Holanda va a paso más
lento que Italia y es menos llamativa. Pero también esto se ha
convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a
aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva
apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes,
molinos de viento y obras de Rembrandt. He llegado a querer a Holanda y a
llamarla mi Hogar.
Me he
convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde
se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del
viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.
Cierto,
hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado.
Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más
enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar”.
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